LA SENDA DEL GUERRERO

domingo, 13 de diciembre de 2020

 

LA BATALLA DE WATERLOO.


Antes de comentar esta conocida batalla, quisiera hacer mención del “aviso” que tuvo Napoleón en 1812, antesala de su declive, la batalla de Borodino. En esta batalla, también conocida por la batalla del río Moscova, donde se enfrentó contra el ejército de Alejandro I de Rusia, comandado por Mijaíl Kutúzov, (recordad que era el general apartado como comandante jefe de la batalla de Austerlitz).

En esta batalla, Napoleón olvidó las lecciones de Austerlitz. En contra de la opinión de sus generales lanzó sus fuerzas, que eran superiores, con un plan de batalla más simple de lo habitual, un ingenuo y torpe ataque frontal [Gran error] contra los rusos.
Desastre total, murieron 30.000 soldados franceses antes que el enemigo se desvaneciera en la nieve, (un cuadro que un siglo más tarde repetiría Hitler).

La batalla de Waterloo se produjo el 18 de junio de 1815 y puso fin al dominio del emperador francés Napoleón sobre Europa.
Participaron británicos, alemanes, belgas, holandeses y prusianos contra la Grande Armée francesa.
Es decir, el duque de Wellington, el mariscal Blücher y el príncipe de Orange contra el emperador Napoleón Bonaparte.

En Waterloo, la Grande Armée contaba con una leve superioridad numérica: 74.000 hombres, contra 67.000 hombres de la coalición comandada por Sir Arthur Wellesley, duque (cómo no) de Welligtong. Sin embargo, Napoleón se encontraba a la ofensiva, era el atacante, mientras que Welligtong podía esperar, manteniendo sus tropas “frescas”.

Napoleón no podía luchar a la defensiva ya que, estaba obligado a atacar antes de que los prusianos llegaran para reforzar a los ingleses. 


A causa de los múltiples movimientos de tropas de esta batalla y para ahorrar “pájaras” en su lectura, iré al grano, resumiendo lo más posible.

La fiesta empieza con el bombardeo de la “Gran Batería” de 80 cañones contra las posiciones altas de la infantería británica. Wellington atrasa sus tropas detrás de la colina y las manda echarse boca abajo, con lo que las balas les pasan por encima.

Alrededor de las 13:00, Napoleón vio las primeras columnas de prusianos, envía un mensaje a su general Grouchy diciéndole que fuera al campo de batalla y atacara a los prusianos pero éste está ocupado resolviendo órdenes anteriores.

Poco después de las 13:00, la infantería francesa avanza en una columna una detrás de la otra, con un intervalo de solo cinco pasos entre los batallones contra Wellington, cuyas tropas sigue agazapadas detrás del montículo. Napoleón cree que sus cañones han arrasado a Wellington.
Alrededor de las 13:30, d'Erlon comenzó a avanzar en sus otras tres divisiones, unos 14,000 hombres sobre un frente de aproximadamente 1,000 metros, contra el ala izquierda de Wellington.

Al llegar los franceses, Wellington ordena a la brigada que se pusiera de pie y comenzó a devolver el fuego, después de la sorpresa sus tropas han de retroceder a causa de la escasez de munición.

Carga de la caballería pesada británica contra catorce mil tropas francesas del I Cuerpo de d'Erlon lo que le costó a Napoleón 3.000 bajas.
Los prusianos ahora comenzaron a aparecer en el campo a su derecha, Napoleón ya había ordenado al VI cuerpo de Lobau que se moviera al flanco derecho para detenerlos antes de que comenzara el ataque de d'Erlon. La batalla comenzó a oscilar lentamente a favor de los Aliados.

 



Ataque de caballería francesa, antes de que los franceses pudieran llegar a la línea aliada, la infantería formó cuadrados entrelazados con baterías de artillería. Los coraceros franceses fluyeron alrededor de las plazas, pero no pudieron penetrarlos.
Los altos oficiales de caballería franceses, en particular los generales, experimentaron grandes pérdidas. Cuatro comandantes de división resultaron heridos, nueve brigadistas heridos y uno asesinado, lo que demuestra su valentía y su hábito de liderar desde el frente.

En quince minutos, Wellington apareció en el horizonte y agitó su sombrero para dar la señal de un ataque general en busca de las tropas francesas. Las tropas británicas, belgas, holandesas y alemanas avanzaron y la retirada francesa se convirtió en una ruta.

A las 19:30, Napoleón en un acto final de osadía, ordenó a 10 batallones de la Guardia Imperial un ataque frontal [Gran error] contra el centro del ejército británico. Napoleón comenta: “De l'audace et toujours de l'audace” (Audacia, siempre audacia.) [Napoleón no aprendió la lección de la batalla de Borodino.]

Tres batallones de la Vieja Guardia lucharon hasta el final, para permitir que el Emperador escapara del campo de batalla, mientras las tropas aliadas, incluidos los prusianos, se acercaban. Se dice que el General Cambronne respondió a un llamado a rendirse con las palabras “La Guardia muere pero no se rinde “.

El efecto del ataque prusiano en el flanco derecho de Napoleón fue decisivo para permitir que los Aliados ganaran la Batalla de Waterloo. En fin, algunos lo justifican por las fiebres que Napoleón tuvo durante el transcurso de la batalla, otros, los campos húmedos y los caminos embarrados, también por el fracaso de Grouchy para mantener a los prusianos lejos del campo de batalla.

Clausevitz comenta: “Bonaparte echó mano de su última reserva, al tratar de recuperar una batalla que había perdido. Gastó su último penique y después abandonó el campo de batalla y su corona

Esto nos indica que un buen general, no puede caer en la obstinación de pelear hasta el último hombre, de la misma forma que un buen jugador de ajedrez no puede considerar seguir jugando una partida obviamente perdida. Clausevitz nos dice: “La capitulación no es motivo de vergüenza”.




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