LA SENDA DEL GUERRERO

martes, 30 de marzo de 2021

 

GUERRA ECONÓMICA.

Pelear y conquistar en todas las batallas no es la excelencia suprema; la excelencia suprema es romper la resistencia del enemigo sin luchar "
Sun Tzu



"Los grandes maestros de las técnicas de guerra durante el siglo XXI serán aquellos que empleen métodos innovadores para recombinar diversas capacidades a fin de alcanzar objetivos tácticos, de campaña y estratégicos".
"Guerra más allá de los límites".

Cuando hablamos de guerra económica, rápidamente nos viene a la mente el conflicto China-EEUU. La denominada “guerra comercial” entre estas dos superpotencias no es sino una sucesiva escalada de imposición de aranceles y gravámenes especiales a productos y manufactura originales de los países enfrentados. Pero eso, es solo la punta del iceberg que han revelado los medios de comunicación.

Hay que hurgar más profundamente para darse cuenta de las estrategias económicas empleadas. Parafraseando a Clausewitz, la guerra económica es, de hecho, una guerra que continúa con otros medios, una guerra diferente, más desordenada y mucho menos legible, más maquiavélica y sibilina, donde el engaño, las trampas y los chantajes están a la orden del día.

Daré unos datos reveladores e interesantes:

Sabemos que el extraordinario ascenso de China en la jerarquía del poder es el resultado directo del espectacular crecimiento económico. Los 30 años de sólido crecimiento económico le han proporcionado a China el poder económico y muscular requerido para imponerse en la comunidad de las naciones. China ha utilizado su poderío económico como el arma más potente de su estrategia de guerra sin restricciones, para dar forma a la geopolítica en su beneficio.

China ahora confía cada vez más en la estrategia de cerco económico y penetración para por ejemplo, obligar a Taiwán a la unificación. También, China ha utilizado la guerra económica como arma estratégica en la disputa de soberanía con Japón sobre la cadena de las Islas Senkaku.
En 2010, después del arresto del capitán de un barco pesquero chino cuando colisionó con barcos de la guardia costera japonesa, China tomó represalias al sancionar la exportación de minerales y metales de tierras raras a Japón. Estos minerales son un componente crucial de los equipos eléctricos que Japón exporta a los Estados Unidos y los países europeos.

Cualquier oposición o representación contra el reclamo de China en el Mar del Sur de China, en las islas Paracel y Spartley, Scarborough y James Shoals o en muchas otras disputas similares que se extiendan hasta las islas Ntuma al norte de Indonesia provoca una reacción inmediata de China que se traduce en una acción de coerción económica.

Cuando Noruega le otorgó al disidente chino Liu Xiaobo el Premio Nobel de la Paz en 2010, China redujo drásticamente sus compras de salmón a Noruega y detuvo las conversaciones comerciales. Cuando las tensiones aumentaron entre Filipinas y China por una disputa territorial en el Mar del Sur de China, China dejó que los plátanos filipinos se pudrieran en sus puertos.

Por otro lado, vemos que China está ofreciendo préstamos a las naciones económicamente débiles para proyectos de infraestructura, sabiendo muy bien que estos países no podrán pagar el préstamo.
Los contratos para tales proyectos se otorgan a empresas chinas que emplean aún más mano de obra china. Además de generar empleo, China también ha podido aumentar su influencia estratégica y capturar nuevos mercados. Como una cuestión de hecho, los términos del préstamo se hacen de tal manera que, a primera vista, la oferta parece demasiado atractiva para rechazarla, pero pronto incluso el pago de intereses sobre estos préstamos se vuelve inviable.

Por ejemplo: La construcción del puerto de Hambantota en Sri Lanka es uno de esos casos en el que los chinos se ofrecieron a construir un puerto que no tuviera ninguna viabilidad económica. La oferta fue tal que el gobierno de Sri Lanka cayó en la trampa. Al finalizar el puerto, el gobierno de Sri Lanka estaba pagando el 90 por ciento de sus ingresos ganados en el servicio de la deuda que había contraído para la construcción del puerto en Hambantota. Para pagar los intereses acumulados y pagar la deuda, el gobierno de Sri Lanka tuvo que arrendar el puerto de Hambantota a los chinos por un período de 99 años.

Estas estrategias económicas, son las mismas utilizadas por los EE.UU durante décadas, con sus aliados a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el sistema de compensación bancaria SWIFT y el comercio mundial, entidades financieras estrechamente ligadas a la política americana, donde se dan créditos a países para la realización de proyectos inviables y crear una deuda impagable, llamada “trampa de deuda de infraestructura” entonces esos países no tienen una economía libre, han perdido su soberanía y la capacidad económica. (¿Os suena de algo?).

Los países que no otorgan a los Estados Unidos el control de sus sectores petrolero y financiero o privatizan sus sectores clave a entidades distintas a las americanas, están siendo aislados por los Estados Unidos, imponiendo sanciones comerciales y aranceles unilaterales que otorgan ventajas especiales a los productores estadounidenses en violación de los acuerdos de libre comercio con Europa, Asia y otros países.

Los funcionarios estadounidenses justifican los aranceles y las cuotas de importación ilegales, según las normas de la OMC, por motivos de "seguridad nacional", alegando que Estados Unidos puede hacer lo que quiera como nación "excepcional" del mundo. Los políticos estadounidenses están librando una nueva guerra fría contra Rusia, China, Irán y otros países exportadores de petróleo que Estados Unidos está tratando de aislar, si no puede controlar sus gobiernos, el banco central y la diplomacia extranjera.

Los estrategas estadounidenses imaginan que su país es la economía esencial del mundo, sin cuyo mercado otros países deben sufrir depresión. La Administración Trump cree que no hay alternativa para otros países, excepto para que sus propios sistemas financieros dependan del crédito en dólares estadounidenses.

¿Que podemos aprender de todo esto? No solo que la vida económica no se reduce a una sucesión de frentes competitivos y choques de poder, sino que el capitalismo no puede reducirse al juego libre de la oferta y la demanda.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

  EVOLUCIÓN Y DESARROLLO.   Parte XXI El avance tecnológico militar a partir del S.XX, a partir fundamentalmente después de las Guer...