LA SENDA DEL GUERRERO

sábado, 14 de noviembre de 2020

BATALLA DE GAUGAMELA O ARABELA.

Parte I

La batalla de Gaugamela (1 de octubre del 331 a. C., también conocida como la batalla de Arbela ) se produjo cincuenta años después de la Batalla de Maratón. Fue el encuentro final entre Alejandro Magno de Macedonia y el rey Darío III de Persia .

Las hostilidades entre griegos y persas vienen de lejos, son dos mundos culturales opuestos y enfrentados desde los oscuros y lejanos días de la Historia. Es por ello que Alejandro crea una campaña de propaganda entre los suyos, de que los macedonios están invadiendo Persia en nombre de los griegos, a pesar de que Macedonia no era parte de Grecia y no luchó del lado de Grecia en las guerras greco-persas originales. "Está invadiendo Persia para castigar a los persas retroactivamente por atreverse a invadir Grecia en primer lugar".

Ya sea motivado por el orgullo griego o por el botín de la conquista imperial, Alejandro retomó donde lo dejó su padre, Filipo II y marchó a Persia en el 334 a. C., donde su ejército de 50,000 soldados sería probado contra la fuerza de combate más grande y mejor entrenada del mundo conocido.

Se estima que el rey Darío III de Persia estaba al mando de un total de 2,5 millones de soldados repartidos por su vasto imperio. En el corazón del ejército persa estaban los "Inmortales", un regimiento de élite de 10,000 soldados de infantería cuyo número nunca cambiaron. Cuando un hombre era asesinado, otro se levantaba para tomar su lugar. La caballería persa y los arqueros también eran legendarios, al igual que los carros de combate armados con guadañas que reducían la infantería enemiga. El servicio militar que reclutaba a los persas era obligatorio y cada guerrero tenía que pagarse sus vestimentas y armas durante los aproximadamente los 4 años que duraba, Nadie podía liberarse del servicio militar, pero las clases altas tenían las posibilidades económicas para comprar ropas mejor decoradas y elaboradas ya que el uso de tintes en las prendas las hacía más vistosas.

 


  Alejandro empezó la contienda contra los persas en la batalla del río Granicus, cruzando el Helesponto con sus fuerzas macedonias y griegas combinadas, desembarcando en las costas de Anatolia, llegando hasta Troya. Alejandro se hizo extremadamente visible tanto por el "brillo de sus brazos" como por el "semblante respetuoso de su personal". También era bastante notable por el gran penacho blanco en su casco. Esta notoriedad no escapó de los persas cuyo objetivo principal se convirtió en matar a Alejandro.

Alejandro y sus fuerzas se encontraron con Darío en Issus en noviembre de 333 a. C., donde, nuevamente, los persas sufrieron la derrota. Aún más vergonzoso para DarÍo fue que Alejandro capturó a su familia: su madre, esposa e hijas. Deseando evitar más conflictos (y esperando recuperar a su familia), DarÍo le ofreció a Alejandro la mitad de su reino e incluso la mano de su hija en matrimonio. Sin embargo, Alejandro rechazó la oferta simplemente diciendo que nunca podría haber dos soles: alteraría el orden mundial.

Desde Issus, Alejandro bajó a lo largo de la costa mediterránea, capturando la ciudad de Tiro en un sitio de siete meses, llegando hasta Egipto donde fue recibido como un liberador del yugo persa. Proclamado faraón, en el 331 a.C., funda la ciudad de Alejandría en la costa del delta del Nilo.
Su general, Ptoloméo Sóter funda dinastía Ptolemaica de Egipto, hasta que fue “asimilada” como provincia romana.

Cuando Alejandro se enteró de la presencia de DarÍo en Gaugamela, se volvió hacia el norte para encontrarse con el rey persa que le esperaba. Se dio cuenta que una victoria en Gaugamela significaba que toda Persia (Babilonia, Persépolis y Susa ) sería suya.

Para esta batalla, Darío había reunido a hombres de todo su imperio, incluso mercenarios indios; las estimaciones de su ejército varían de 50,000 a 100,000 a casi un millón, según algunos historiadores. Junto con quince elefantes (aunque nunca se usaron), tenía doscientos carros con guadañas. Diseñó espadas y lanzas más largas, además de agregar más caballería.

Alejandro acampó a varios kilómetros de Darío; sus hombres (estimados en 40,000) solo tomarían sus armas para la batalla, nada más. Después de organizar una pequeña partida de exploración, Alexander tomó una pequeña colina desde la cual divisaba el campo de batalla y las tropas de Darío.

En las primeras batallas contra Darío, Alejandro había empleado la táctica llamada del “martillo y el yunque”. Esta táctica no podía realizarse a menos que los dos ejércitos tuvieran más o menos el mismo número de efectivos, ya que consistía en encerrar al contrario por los lados.
El "martillo" correspondía a la caballería pesada de los hetairoi que presionaba al adversario y lo contenía en un espacio cerrado.
El "yunque" correspondía a la falange y a los hipaspistas (la infantería de élite) que intervenían justo después.

Fase 1: “El martillo”. Para llevar a las fuerzas enemigas lejos de su centro, la caballería macedonia rodeaba los flancos del ejército contrario, sistemáticamente por el flanco derecho que estaba comandado por Alejandro en persona, para luego intentar hacer un hueco y colocarse en las líneas enemigas, por lo que obligaban a sus enemigos a reagruparse. 

 

 

Fase 2: “ El yunque”. Atacando por los flancos, la caballería macedonia sorprendía a las tropas enemigas por la rapidez y fuerza de su impacto; en el centro, la falange y los hipaspistas avanzaban para abrir el segundo frente. Una vez se le cerraba el paso al enemigo, éste quedaba en una trampa. Generalmente, esto causaba una gran confusión porque no podía distinguirse si las unidades estaban dispersas o sólo mal coordinadas. 

 



Los persas poseían un ejército ampliamente superior en efectivos al ejército macedonio. Esta táctica de cerco por las unidades de choque rápidas no era muy factible. Alejandro tuvo que componer y decidir una formación de combate innovadora para la época.

 

 

 

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